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miércoles, 13 de enero de 2016

ECONOMÍA PARA LAS PERSONAS




Toman fuerza nuevos modelos económicos que ponen en el centro a las personas y el medio ambiente


¿De qué sirve el dinero en una isla desierta? El dinero, como la economía, solo tiene sentido cuando pone en contacto a las personas y sus necesidades. Propuestas concretas que están cambiando la economía gracias a las nuevas posibilidades tecnológicas y la mayor conciencia ciudadana.



En los últimos años, los pilares indiscutibles de la economía mundial se han hecho pedazos.“La crisis financiera de 2008 destapó una serie de debilidades en el sistema financiero global, dominado por un grupo de grandes bancos que llegaron a poner en riesgo al conjunto de la economía”, apunta Alice Martin, investigadora de New Economics Foundation, un think tank de economía sostenible con base en Londres.

Esta vez, la renovación del sistema viene de la base, incluso en el sector financiero. “Para financiar el cambio, hay que cambiar las finanzas”, sostiene Peter Blom, CEO del Grupo Triodos, que hace hincapié en la urgencia de una economía para las personas, de repensar el concepto de crecimiento económico y dirigirlo a “aumentar la calidad de vida, no la cantidad”. Algo que se proponen los 27 bancos que conforman la Alianza Global para una Banca con Valores, que el propio Blom preside.


“Hay que aumentar la calidad de vida, no la cantidad”


Peter Blom, CEO del Grupo Triodos, defiende que hay que repensar el concepto de crecimiento económico

Frente a un sistema que ya no sirve o genera desconfianza, surgen alternativas que ponen el foco en las personas y no en las corporaciones, y que tienen en cuenta los límites ecológicos del planeta. A ese objetivo apuntan nuevos modelos como la economía circular, la economía colaborativa o las iniciativas ciudadanas de transición hacia una economía baja en carbono, que adquieren cada día más adeptos.

“Algo que tienen en común todas estas propuestas innovadoras es que otorgan más poder a los consumidores. Ofrecen estructuras que permiten a los particulares hacer transacciones con otros de forma más directa y, de alguna manera, democratiza la manera en la que los servicios y productos son financiados a través de redes de intercambio descentralizadas. La tecnología digital ha abierto nuevas posibilidades para que las personas puedan producir y consumir de forma colaborativa, y ha cubierto necesidades al compartir recursos que estaban ociosos”, indica Martin.


La llamada nueva economía marca un cambio transcendente en nuestra forma de entender la economía tras los aprendizajes de la crisis, y está alineada con la nueva escala de valores de los llamados millenials, los jóvenes nacidos a partir de la década de los 80. “No aceptan trabajar o consumir en contra de su ética. Quieren cambiar el mundo con sus startups o usando el emprendimiento social (…) y creen en la cooperación frente a descarnada competencia”, escribe para Ethic Iñaki Ortega, director de programas en Deusto Business School y profesor de Economía en la Universidad Internacional de La Rioja. Compartir y disfrutar está por encima de poseer para esta generación de nativos digitales.
Economía circular: por qué inspirarse en la naturaleza

“Podemos inspirarnos en la naturaleza, donde nada se pierde. Hay un sistema circular. Ese principio ecológico también sería el fundamento para la forma de vivir de la Humanidad”, afirma Thomas Rau, el arquitecto que diseñó, con criterios de construcción sostenible, la sede europea de Triodos Bank en Zeist, Países Bajos.


“Podemos inspirarnos en la naturaleza, donde nada se pierde. Hay un sistema circular. Ese principio ecológico también sería el fundamento para la forma de vivir de la Humanidad”


Thomas Rau, arquitecto


Como constata la Comisión Europea, “hasta ahora nuestras economías han desarrollado un patrón de crecimiento sustentado en la secuencia ‘tomar-fabricar-consumir y eliminar’, un modelo lineal basado en la hipótesis de la abundancia, facilidad de obtención y eliminación barata de los recursos”.

La Comisión define la economía circular como un sistema que “mantiene el valor añadido de los productos el mayor tiempo posible y excluye los residuos. Funciona reteniendo los recursos en la economía cuando un producto ha llegado al final de su vida, de modo que puedan continuar utilizándose una y otra vez para crear más valor, lo que implica cambios desde el diseño de los productos hasta la gestión y el mercado”.

De residuos fecales a energía, el proyecto de Planet Energy

La arquitectura es uno de los ámbitos que más fácilmente ha incorporado un enfoque de economía circular, junto al reciclaje, la movilidad o la energía.

En este último se ubica la empresa de ingeniería PlanetEnergy, que diseña comunidades energéticas para la autoproducción y el autoconsumo de energía renovable, tanto polígonos industriales como pequeñas comunidades urbanas o rurales.

Para ello, desarrolla sistemas que transforman los residuos en energía, combinando tecnologías sencillas basadas en los recursos ya disponibles en el entorno. Su promotora, Meghan Sapp, junto a su pareja, Íñigo Arana, han solicitado un préstamo a Triodos Bank para construir su vivienda particular en el Valle de Imotz, Navarra. Un proyecto que pretende ser un referente mundial en abastecimiento energético, ya que el gas necesario para la calefacción, el agua caliente y la cocina se generará a partir de los residuos fecales de los habitantes y animales del caserío.
El poder de la economía del compartir

El interés en la utilidad y no tanto en la propiedad forma parte también de una filosofía que comparten los ciudadanos que, de un modo u otro, participan en la llamada economía colaborativa. El 76% de los españoles ha alquilado o compartido bienes o servicios alguna vez, según el estudio “Tendencias del consumo colaborativo en España” elaborado por Avancar. Pero la cifra es más elevada entre los jóvenes (81%), uno de los indicadores que muestra el potencial de este nuevo modelo que crece a un ritmo del 25% cada año, según un estudio del MIT Sloan.


Junto a los aspectos positivos, también figuran otros más polémicos, como la posible competencia desleal para negocios tradicionales que pagan impuestos y cumplen exigencias administrativas. Esto ha hecho saltar la alarma del sistema regulatorio, pensado para un mundo diferente al que brindan estos nuevos modelos de negocio.

“Las futuras regulaciones deberán dilucidar la frontera entre la obtención de ingresos puntuales y la explotación comercial en estos negocios”, sostiene Montse Peiron, del Centro de Investigación e Información en Consumo (CRIC), que dedica un número de su revista Opciones al consumo colaborativo. “La economía del compartir puede consolidarse como una de las nuevas formas de empleo”, consideran desde la organización, pero “habrá que estar atentos a que se garanticen los derechos laborales”.


“Hacer las transacciones basándonos en la confianza entre personas que no se conocen es una de las aportaciones más socialmente transformadoras de la economía del compartir”


Montse Peiron, Centro de Investigación e Información en Consumo (CRIC)

Al mismo tiempo, “hay que tener cuidado con no caer en una hiperregulación, ya que, en algunos de los sectores o actividades, hacer las transacciones –con dinero de por medio– basándonos solo en la confianza entre personas que no se conocen, es una de las aportaciones más socialmente transformadoras de la economía del compartir”, sostienen.
Financiación colectiva que abre caminos

Ejemplo del potencial que entraña la colaboración entre particulares son múltiples iniciativas de financiación complementaria, entre las que se incluyen los préstamos entre particulares (peer-to-peer lending) o el micromecenazgo.


Estas fórmulas permiten a los emprendedores financiar sus proyectos a través de un número importante de particulares que muestran interés y deciden apoyarlas a través de pequeñas aportaciones individuales que reúnen grandes volúmenes. Triodos Bank ha apostado por sumarse a esta renovación económica con la primera plataforma de crowdfunding para proyectos de huertos escolares ecológicos en España.

“Estas iniciativas enriquecen a toda la comunidad educativa, pero en ocasiones no se pueden poner en marcha o mejorar por limitaciones de presupuesto. Por eso ofrecemos la posibilidad de que un colegio obtenga financiación vía microdonaciones para poner en marcha o desarrollar su huerto ecológico”, explica Ricardo Colmenares, director de la Fundación Triodos, que impulsa el proyecto de Huertoseducativos.org.


En otoño de 2015 han nacido propuestas novedosas, como la primera plataforma de crowdfunding para huertos escolares y la primera de crowdinvesting con impacto positivo de España

En el Reino Unido, la empresa Triodos Renewables ha promovido la participación directa de ciudadanos en proyectos de energías renovables a través de una plataforma de crowdfunding.

En esta línea de financiación participativa se enmarca La Bolsa Social, la primera plataforma de crowdinvesting con criterios éticos en España. Su objetivo es financiar, a través de la inversión colectiva en capital social, proyectos de empresas que tengan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Como explica José Moncada, su director general: “Seleccionamos las empresas con el rigor del capital riesgo, las financiamos mediante la fuerza colaborativa de la financiación participativa y aportamos la dimensión ética de la inversión de impacto social”.

El espíritu colaborador también encuentra eco a la hora de emprender. Este es el enfoque de Teamlabs, una innovadora escuela de negocios que “promueve emprender en equipo para atender las necesidades de la sociedad”, como explica su presidente ejecutivo, Félix Lozano. Instalada en espacios de co-working, la empresa desarrolla programas de formación en emprendimiento con impacto positivo y basa la formación en la experimentación y los viajes, para conocer a otras personas y proyectos.

Cómo encontrar la motivación para actuar


Mapa de iniciativas de Transition Network

En este poder creativo de la colaboración se basa la red de ciudades en transición o Transition Network.

Nacida en 2006 en la localidad británica de Totnes, a partir de pequeñas iniciativas ciudadanas para hacer frente al cambio climático, sus proyectos hunden hoy raíces en más de 50 países, con una cuarentena de iniciativas en España.


El movimiento, que cuenta con la colaboración de Triodos Bank en Reino Unido, se cimenta en “pequeños-grandes” triunfos colectivos, a través de acciones como la unión de vecinos en diferentes calles de Bruselas para conseguir su peatonalización o la creación de una red Repair-Café en Pasadena (California) como lugares de encuentro social y reparación colectiva de bienes averiados.

“Inspira ver que ya hay gente que está viviendo tal y como necesitaríamos acordar hacerlo”, explica su cofundador Rob Hopkins, refiriéndose a la decisiva Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático de París (COP 21) de este diciembre, en la que participa la organización.

“Se trata de sentir que formas parte de algo. Hay maneras de vivir más conectados, de forma más enriquecedora y reconociendo los límites de nuestro planeta”, remarca.

LA BANCA ÉTICA, PIONERA EN CROWDFUNDING

La microdonación forma parte de las raíces de Triodos Bank: implicar a una comunidad de particulares, convencidos de que otro modelo de economía y de relación entre personas es necesario, para aportar pequeños fondos que permitieran el desarrollo de iniciativas vinculadas con la educación, las actividades culturales, la agricultura ecológica o las energías limpias, entre otros. Ese es el origen de la Fundación Triodos, que más tarde, en 1980, daría lugar al nacimiento del banco en Holanda.


HACER CRECER EL CONSUMO RESPONSABLE

Triodos Bank ha puesto en marcha un nuevo servicio de consumo responsable que ofrece a sus clientes particulares la posibilidad de localizar qué comercios trabajan con el banco y ejercer un consumo responsable. Tiendas de consumo ecológico y comercio justo, librerías, espacios culturales y hasta una empresa para la contratación de energía verde forman parte de esta red de negocios sostenibles. Por cada compra realizada con una tarjeta Triodos, algunos establecimientos realizan una donación a la Fundación Triodos para promover el uso responsable del dinero.

Texto: XAVIER HERVÁS VIGUERAS / SONIA FELIPE LARIOS publicado en: REVISTA TRIODOS

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